viernes, 29 de febrero de 2008
Dios no existe - Las paradojas de Bertrand Russell
Bertrand Russel vivió 97 años; desde 1872 hasta 1970. Nació en Inglaterra como miembro de una familia muy rica y ligada con la realeza británica. Vivió una vida llena de matices, abogó en contra de la guerra, peleó contra la religión (cualquier manifestación de ella), estuvo preso en varias oportunidades, se casó cuatro veces (la última a los 80 años) y tuvo multiples experiencias sexuales de las que siemre se mafestó orgulloso. Si bien fue uno de los grandes pensadores matematicos del siglo XX, ganó premio Nobel de Literatura en 1950. Fue frofesor en Harvard, en Cambridge y en Berkeley.
Dentro del terreno de la lógica, uno de los capítulos más interesantes tiene que ver con su célebre paradoja de los conjuntos que no se contienen a sí mismos como elementos.
Seguramente, de todas las ,maneras de presentar sus paradojas, esta es la más llamativa. Pretende probar que Dios no existe, nada menos.
Pongámonos primero de acuerdo con lo que quiere decir Dios. Por definición, la existencia de Dios esta igualada con la existencia de un ser todo poderoso. En la medida en que nosotros podamos probar que nada ni nadie puede ser omnipotente, entonces, nadie podrá adjudicarse el "ser Dios".
Vamos a probar esto por el absurdo; o sea, vamos a suponer que el resultado es cierto y eso nos va a llevar a una contradicción.
Supongamos que Dios existe. Entonces, como hemos dicho, en tanto que Dios, debe ser todopoderoso. Lo que vamos a hacer es probar que no puede haber nadie todopoderoso. o lo que es lo mismo, no puede haber nadie que tenga todos los
poderes.
Y hacemos así: si existiera alguien que tuviera todos los poderes, debería tener el poder de hacer piedras muy grandes. No le puede faltar este poder, poerque si no, ya demostraría que no es todopoderoso. Entonces concluímos en que tiene que tener el poder de hacer piedras muy grandes. No solo tiene que tener el poder de hacer piedras muy grandes, si no que tiene que hacer piedras tan grandes que el no pueda mover... no le tiene que faltar este poder (ni ningún otro si vamos al caso).
Ésta es la contradicción, porque si hay piedras que él no pueda mover, eso significa que le falta un poder. Y si a tales piedras no las puede hacer, eso significa que le falta ese poder. En definitiva, cualquiera que pretenda ser todopoderoso adolecera de un problema: o bien le falta el poder de hacer piedras tan grandes que él no pueda mover, o bien existen piedras que él no puede mover. De una u otra forma, no puede haber nadie todopoderoso (y eso era lo q queriamos probar).
Adrián Paenza
viernes, 22 de febrero de 2008
Los padres
Hace once años, en Montevideo, yo estaba esperando a Florencia en la puerta de la casa. Ella era muy chica, caminaba como un osito. Yo la veía poco, Me quedaba en el diario hasta cualquier hora y por las mañanas trabajaba en la Universidad. Poco sabía de ella. La besaba dormida; a veces le llevaba chocolatines o juguetes.
La madre no estaba, aquella tarde, y yo esperaba en la puerta de casa el ómnibus que traía a Florencia de la guardería.
Llegó muy triste. No hablaba. En el ascensor hacía pucheros. Después dejó que la leche se enfriara en el tazón. Miraba el piso.
La senté en mis rodillas y le pedí que me contara. Ella negó con la cabeza. La acaricié, la besé en la frente. Se le escapó alguna lágrima. Con el pañuelo le sequé la cara y la soné. Entonces, volví a pedirle:
-Andá, decime.
Me contó que su mejor amiga le había dicho que no la quería.
Lloramos juntos, no sé cuanto tiempo, abrazados los dos, ahí en la silla.
Yo sentía las lastimaduras que Florencia iba a sufrir a lo largo de los años y hubiera querido que Dios existiera y no fuera sordo, para poder rogarle que me diera todo el dolor que le tenía reservado.
Eduardo Galeano
martes, 19 de febrero de 2008
Tú me quieres blanca
Tú me quieres alba,
me quieres de espumas,
me quieres de nácar.
Que sea azucena
sobre todas, casta.
De perfume tenue.
Corola cerrada
Ni un rayo de luna
filtrado me haya.
Ni una margarita
se diga mi hermana.
Tú me quieres nívea,
tú me quieres blanca,
tú me quieres alba.
Tú que hubiste todas
las copas a mano,
de frutos y mieles
los labios morados.
Tú que en el banquete
cubierto de pámpanos
dejaste las carnes
festejando a Baco.
Tú que en los jardines
negros del Engaño
vestido de rojo
corriste al Estrago.
Tú que el esqueleto
conservas intacto
no sé todavía
por cuáles milagros,
me pretendes blanca
(Dios te lo perdone),
me pretendes casta
(Dios te lo perdone),
¡me pretendes alba!
Huye hacia los bosques,
vete a la montaña;
límpiate la boca;
vive en las cabañas;
toca con las manos
la tierra mojada;
alimenta el cuerpo
con raíz amarga;
bebe de las rocas;
duerme sobre escarcha;
renueva tejidos
con salitre y agua;
habla con los pájaros
y lévate al alba.
Y cuando las carnes
te sean tornadas,
y cuando hayas puesto
en ellas el alma
que por las alcobas
se quedó enredada,
entonces, buen hombre,
preténdeme blanca,
preténdeme nívea,
preténdeme casta.
Alfonsina Storni
domingo, 17 de febrero de 2008
martes, 12 de febrero de 2008
EL PERRO COJO
Con una pata colgando,
despojo de una pedrada,
pasó el perro por mi lado,
un perro de pobre casta.
Uno de esos callejeros,
pobres de sangre y estampa.
Nacen en cualquier rincón,
de perras tristes y flacas,
destinados a comer
basuras de plaza en plaza.
Cuando pequeños, qué finos
y ágiles son en la infancia,
baloncitos de peluche,
tibios borlones de lana,
los miman, los acurrucan,
los sacan al sol, les cantan.
Cuando mayores, al tiempo
que ven que se fue la gracia,
los dejan a su ventura,
mendigos de casa en casa,
sus hambres por los rincones
y su sed sobre las charcas.
Qué tristes ojos que tienen,
que recóndita mirada
como si en ella pusieran
su dolor a media asta.
Y se mueren de tristeza
a la sombra de una tapia,
si es que un lazo no les da
una muerte anticipada.
Yo le llamo: psss, psss, psss.
Todo orejas asustadas,
todo hociquito curioso,
todo sed, hambre y nostalgia,
el perro escucha mi voz,
olfatea mis palabras
como esperando o temiendo
pan, caricias... o pedradas,
no en vano lleva marcado
un mal recuerdo en su pata.
Lo vuelvo a llamar: psss, psss.
Dócil a medias avanza
moviendo el rabo con miedo
y las orejitas gachas.
Chasco los dedos; le digo:
"ven aquí, no te hago nada,
vamos, vamos, ven aquí".
Y adiós la desconfianza.
Que ya se tiende a mis pies,
a tiernos aullidos habla,
ladra para hablar más fuerte,
salta, gira; gira, salta;
llora, ríe; ríe, llora;
lengua, orejas, ojos, patas
y el rabo es un incansable
abanico de palabras.
Es su alegría tan grande
que más que hablarme, me canta.
"¿Qué piedra te dejó cojo?
Sí, sí, sí, malhaya".
El perro me entiende; sabe
que maldigo la pedrada,
aquella pedrada dura
que le destrozó la pata
y él, con el rabo, me dice
que me agradece la lástima.
"Pero tú no te preocupes,
ya no ha de faltarte nada.
Yo también soy callejero,
aunque de distintas plazas
y a patita coja y triste
voy de jornada en jornada.
Las piedras que me tiraron
me dejaron coja el alma.
Entre basuras de tierra
tengo mi pan y mi almohada.
Vamos, pues, perrito mío,
vamos, anda que te anda,
con nuestra cojera a cuestas,
con nuestra tristeza en andas,
yo por mis calles oscuras,
tú por tus calles calladas,
tú la pedrada en el cuerpo,
yo la pedrada en el alma
y cuando mueras, amigo,
yo te enterraré en mi casa
bajo un letrero: «aquí yace
un amigo de mi infancia».
Y en el cielo de los perros,
pan tierno y carne mechada,
te regalará San Roque
una muleta de plata.
Compañeros, si los hay,
amigos donde los haya,
mi perro y yo por la vida:
pan pobre, rica compaña.
Era joven y era viejo;
por más que yo lo cuidaba,
el tiempo malo pasado
lo dejó medio sin alma.
Y fueron muchas las hambres,
mucho peso en sus tres patas
y una mañana, en el huerto,
debajo de mi ventana,
lo encontré tendido, frío,
como una piedra mojada,
un duro musgo de pelo,
con el rocío brillaba.
Ya estaba mi pobre perro
muerto de las cuatro patas.
Hacia el cielo de los perros
se fue, anda que te anda,
las orejas de relente
y el hociquillo de escarcha.
Portero y dueño del cielo
San Roque en la puerta estaba:
ortopédico de mimos,
cirujano de palabras,
bien surtido de intercambios
con que curar viejas taras.
"Para ti... un rabo de oro;
para ti... un ojo de ámbar;
tú... tus orejas de nieve;
tú... tus colmillos de escarcha.
Y tú, -mi perro reía-,
tú... tu muleta de plata".
Ahora ya sé por qué está
la noche agujereada:
¿Estrellas... luceros...? No,
es mi perro cuando anda...
con la muleta va haciendo
agujeritos de plata.
Manuel Benítez Carrasco
sábado, 9 de febrero de 2008
Mira Vos
El Heroe Del Whisky
Mira vos donde fuiste a parar
y mira vos no querés regresar
a quién de todas ellas tengo que llamar
para tener la libertad corporal
y también mental
Mira vos donde fuiste a pasear
y mira vos no querés regresar
Tus ojos fueron cambiando un poco más...
como llorando te vas
Ya conoces las trampas
y sabes como zafar
Ya conocés el camino
entonces vas a regresar...
para matar
para matar
Amor que fue una traición
dejando roto su corazón
se miente solo y sabe que va a volver
como llorando te vas...
a regresar
para matar
La Nebulosa
Mira vos donde fuiste a parar
y mira vos no querés regresar
a quién de todas ellas tengo que llamar
para tener la libertad corporal
y también mental
Mira vos donde fuiste a pasear
y mira vos no querés regresar
Tus ojos fueron cambiando un poco más...
como llorando te vas
Ya conoces las trampas
y sabes como zafar
Ya conocés el camino
entonces vas a regresar...
para matar
para matar
Amor que fue una traición
dejando roto su corazón
se miente solo y sabe que va a volver
como llorando te vas...
a regresar
para matar
La Nebulosa
miércoles, 6 de febrero de 2008
Charles Chaplin
"Ya perdoné errores casi imperdonables, traté de sustituir personas insustituibles y olvidar personas inolvidables.
Ya hice cosas por impulso, ya me decepcioné con personas cuando nunca pensé decepcionarme, mas también decepcioné a alguien.
Ya abracé para proteger, ya me reí cuando no podía, ya hice amigos eternos, ya amé y fui amado, pero también fui rechazado. Ya fui amado y no supe amar.
Ya grité y salté de tanta felicidad, ya viví de amor e hice juramentos eternos, pero también "rompí la cara" muchas veces.
Ya lloré escuchando música y viendo fotos, ya llamé solo para escuchar una voz, ya me enamoré por una sonrisa, ya pensé que iba a morir de tanta nostalgia, y tuve miedo de perder a alguien especial (y terminé perdiéndolo) ¡pero sobreviví! ¡Y todavía vivo!
No paso por la vida... y tú tampoco deberías pasar... ¡Vive!
Bueno es ir a la lucha con determinación, abrazar la vida y vivir con pasión, perder con clase y vencer con osadía, porque el mundo pertenece a quien se atreve y la vida es mucho para ser insignificante".
martes, 5 de febrero de 2008
Oda al gato
Los animales fueron
imperfectos,
largos de cola, tristes
de cabeza.
Poco a poco se fueron
componiendo,
haciéndose paisaje,
adquiriendo lunares,
gracia, vuelo.
El gato,
sólo el gato
apareció completo
y orgulloso:
nació completamente
terminado,
camina solo y sabe lo que
quiere.
El hombre quiere ser
pescado y pájaro,
la serpiente quisiera tener
alas,
el perro es un león
desorientado,
el ingeniero quiere ser
poeta,
la mosca estudia para
golondrina,
el poeta trata de imitar la
mosca,
pero el gato
quiere ser sólo gato
y todo gato es gato
desde bigote a cola,
desde presentimiento a
rata viva,
desde la noche hasta sus
ojos de oro.
No hay unidad
como él,
no tienen
la luna ni la flor
tal contextura:
es una sola cosa
como el sol o el topacio,
y la elástica línea en su
contorno
firme y sutil es como
la línea de la proa de una
nave.
Sus ojos amarillos
dejaron una sola
ranura
para echar las monedas
de la noche.
Oh pequeño
emperador sin orbe,
conquistador sin patria,
mínimo tigre de salón,
nupcial
sultán del cielo
de las tejas eróticas,
el viento del amor
en la intemperie
reclamas
cuando pasas
y posas
cuatro pies delicados
en el suelo,
oliendo,
desconfiando
de todo lo terrestre,
porque todo
es inmundo
para el inmaculado pie del
gato.
Oh fiera independiente
de la casa, arrogante
vestigio de la noche,
perezoso, gimnástico
y ajeno,
profundísimo gato,
policía secreta
de las habitaciones,
insignia
de un
desaparecido terciopelo,
seguramente no hay
enigma
en tu manera,
tal vez no eres misterio,
todo el mundo te sabe y
perteneces
al habitante menos
misterioso,
tal vez todos lo creen,
todos se creen dueños,
propietarios, tíos
de gatos, compañeros,
colegas,
discípulos o amigos
de su gato.
Yo no.
Yo no suscribo.
Yo no conozco al gato.
Todo lo sé, la vida y su
archipiélago,
el mar y la ciudad
incalculable,
la botánica,
el gineceo con sus
extravíos,
el por y el menos de la
matemática,
los embudos volcánicos
del mundo,
la cáscara irreal del
cocodrilo,
la bondad ignorada del
bombero,
el atavismo azul del
sacerdote,
pero no puedo descifrar un
gato.
Mi razón resbaló en su
indiferencia,
sus ojos tienen números
de oro.
Pablo Neruda
lunes, 4 de febrero de 2008
BLAISE PASCAL, Pensées
SÉNECA, Cuestiones Naturales. Libro 7, siglo primero
Santiago del Estero - Capital
Llegará una época en la que una investigación diligente y prolongada sacará a la luz cosas que hoy estan ocultas. La vida de una sola persona, aunque estuviera toda ella dedicada al cielo, sería insuficiente para investigar una materia tan vasta... Por lo tanto este conocimiento solo se podrá desarrollar a lo largo de sucesivas edades. Llegará una época en la que nuestros descendientes se asombrarán de que ignorábamos cosas que para ellos son tan claras... Muchos son los descubrimientos reservados para las épocas futuras, cuando se haya borrado el recuerdo de nosotros. Nuestro universo seria una cosa muy limitada si no ofreciera a cada época algo que investigar... La naturaleza no revela sus misterios de una vez para siempre.
Llegará una época en la que una investigación diligente y prolongada sacará a la luz cosas que hoy estan ocultas. La vida de una sola persona, aunque estuviera toda ella dedicada al cielo, sería insuficiente para investigar una materia tan vasta... Por lo tanto este conocimiento solo se podrá desarrollar a lo largo de sucesivas edades. Llegará una época en la que nuestros descendientes se asombrarán de que ignorábamos cosas que para ellos son tan claras... Muchos son los descubrimientos reservados para las épocas futuras, cuando se haya borrado el recuerdo de nosotros. Nuestro universo seria una cosa muy limitada si no ofreciera a cada época algo que investigar... La naturaleza no revela sus misterios de una vez para siempre.
domingo, 3 de febrero de 2008
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