Todos los años, desde hace demasiados ya, los medios especializados y algunos otros también, escribimos unas palabras referidas al Día Mundial del Medio Ambiente, que se celebra cada 5 de junio en todos el planeta.
El crecimiento de la conciencia planetaria sobre temas ambientales es innegable. Quizás hubiera sido difícil imaginar hace diez o quince años un día del medio ambiente con miles de populosas marchas y todo tipo de eventos en las principales ciudades de los cinco continentes.
Tampoco imaginábamos, aunque algunos lo soñábamos, que la educación ambiental sea parte del programa educativo de gran cantidad de escuelas. Y hasta podemos ver que los temas ambientales se han instalado, por ejemplo, en los estudios de cine Hollywoodenses. Desde siempre mas propensos a inventar monstruos extraterrestres, que a mostrarnos los monstruos con los que convivimos cada día en nuestro propio planeta. Sin embargo y pese a todo ese avance que hemos logrado con tantos años de esfuerzo, cualquier tropezón del sistema financiero, provoca mucho mas temor en la población mundial que la posibilidad de quedarnos sin agua potable, o de que el efecto invernadero haga imposible la vida en la Tierra tal como la conocemos.
¿Qué está fallando entonces? Porque si la quiebra de un banco o de una fábrica de autos norteamericana es mas importante que la pérdida de biodiversidad monstruosamente acelerada que estamos viviendo, si el desmoronamiento de la bolsa de valores de Tokio es mas importante que la desaparición de todas las nieves eternas, los glaciares y hasta del hielo de los polos, donde se acumula el 98% de las reservas de agua dulce de nuestro planeta, algo está fallando.
Llevamos cientos de miles de años inventando cosas que nos faciliten la vida, que nos la hagan más cómoda. Desde cosas que nos ayuden a cazar para conseguirnos la comida, o a trabajar la tierra, hasta transportes para llegar en horas de un lado al otro del planeta.
Al principio de los tiempos del Hombre no era necesario tener en cuenta el costo ambiental de los inventos, ya que este era ínfimo y al fin y al cabo se trataba de supervivencia. Mas tarde, cuando el costo ambiental fue siendo mas y mas significativo, se decidió ignorarlo porque eran pocos los que lo sabían, porque era mas importante el progreso y porque progresó la avaricia.
Y ahora, cuando ya somos muchos los que tenemos conciencia de lo que está pasando con nuestro planeta y que es lo que lo causa, parece que la consigna que se intenta imponer es que no vale la pena hacer nada, porque ya es demasiado tarde.
Por ahora el 5 de junio es un día triste, un día que nos recuerda lo mal que hemos hecho y seguimos haciendo las cosas en materia ambiental, un día que nos recuerda todo lo malo del ser Humano. Es un día para estar enojados con los que están destruyendo nuestra casa solo por dinero, por mejorar su calidad de vida que desde hace mucho es inmejorable. Por ahora el 5 de junio no es el Día de festejo por el Medio Ambiente. Pero seguiremos esforzándonos cada día de los 365 del año, para que lo sea.
Ricardo Natalichio
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